Esta vida tan plácida me extingue...

De pequeña quería ser un ser ruidoso y decorativo...

jueves, 31 de marzo de 2016

Agradecimientos

A Luciano

I
Levanto una gerbera al aire
y con tu color favorito dibujo la tarde,
y mis manos, la gerbera y la tarde
las coloco en una acuarela
con las que Mariana hace arte.

Si me fuera posible,
te vería a la vuelta de las escaleras
donde siempre te encontré y
distraídamente –a veces–
he vuelto a buscarte.

Te daría la pintura de Mariana,
una noche de jugar scrabble,
un poco de mi vida verde /(como sueles llamarle)/
y un libro donde plasmo mis cambios
desde que tú llegaste.

Pero ya sabes cómo soy,
me he negado a todo
un poco por capricho y también
porque hay cosas en mi cabeza
que no sé cómo explicarte/me.

Ahora te escribo con rimas,
tontamente,
porque sé que es poco, pero
qué más puedo hacer
de por sí la vida es insoportable.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Domingo

(Semanario III)


Deberían prohibirse las misas
y los teléfonos sin descolgar.
Deberían quemarse las
cabinas con tu voz.
Debería regresar las
llamadas perdidas.

sábado, 5 de marzo de 2016

Aunque el hubiera no existe

Si hubiera sabido que así serían las cosas, me habría quedado aquél último viernes para siempre. Habríamos entonces recorrido el camino juntos mientras nuestros pasos se acoplaban los unos a los otros y las yemas de nuestros dedos se juntaban a mitad del gentío. Se habrían cumplido los proyectos, los planes, los sueños.

Tú y tus ansiadas ganas de vivir juntos, de no esperar a febrero, de juntar para mañana, de incluirme en tu eternidad, y yo tan insensata. Si hubiera sabido que el fin estaba tan próximo, al menos me hubiera quedado otro sábado para leerte los libros que no has leído, dejarte recaditos en el desayuno y tomarte fotos cuando estás así, como distraído. Habríamos encontrado juntos las respuestas, porque sólo tú sabes que miro a la izquierda cuando estoy nerviosa o me paralizo cuando inesperadamente un beso recibo. Habríamos encontrado las respuestas juntos y haríamos cosas por demás comunes, vernos detenidamente en las mañanas, comer sobre la cama, o cenar del mismo plato, como un todo compartido.

Si hubiera sabido que hoy lucharíamos por guardar silencio, seguramente te hubiera guardado desde ese día que pasaste frente a mí con corbata roja. Yo misma lo hubiera dicho, para qué esperar hasta febrero, me habría quedado contigo desde antes del invierno, habría dicho sí, ahorita mismo, y así seguir con el baile a mitad de la sala y los juegos de niñitos. Lo habría asumido. Nos habríamos evitado tanta pena y no te escucharía hoy decir, qué felices hubiéramos sido. Si hubiera sabido que así serían las cosas, habría dicho sí y la paz nunca se habría ido.