Esta vida tan plácida me extingue...

De pequeña quería ser un ser ruidoso y decorativo...

miércoles, 12 de agosto de 2020

Te tengo

(Escrito como si tuviera 21 años)

Tengo el te quiero y los versos desgatados,
las tazas ya vacías de cafés de cuatro de la madrugada,
tu libro favorito en desuso, abandonado,
las cartas, fotografías y recuerdos olvidados.

Tengo tu ciudad habitada de nuevas esperanzas,
una fuente vacía abajo del ex convento,
una lluvia finita que no hace templo en tu cabello,
nuevas manos que no entienden mi cuerpo friolento.

Tengo las canciones tarareadas aprendidas,
ya grabadas como concierto en la oscuridad,
cada vez menos palabras tuyas,
cada vez menos pláticas nuestras.

La rara costumbre de pensarte solo en abril,
de olvidarte sobre todo en febrero,
de ya no escribirte cuando te sueño,
de ya no más te quieros, aunque te quiero.

Tengo las nostalgias que nunca te di,
mis favoritas cuando se escribían para ti,
que se han vuelto genéricas desde que sobras,
¿sobras aquí?

Pero también tengo frases tuyas atravesadas,
como pastillas que sanan,
del aire que me ofreciste cuando no pude respirar,
de tu costumbre de apagar la luz para llorar.

Escasas chispas de luz de tus abrazos,
unas hojas donde escribí a detalle
nuestros primeros días que son
recuerdos que no cuento para no desgastarlos.

Detalles pequeños de ti, imperceptibles…
de tus cejas, de tus sueños, de tu barba,
de lo que nunca fuiste y siempre serás para mí,
aunque no duré el para siempre, aunque no seamos.

jueves, 9 de julio de 2020

Nostalgias ajenas

Traías colores en las manos
que sin pertenecerte podías regalar,
la mezcla perfecta de azules
en una acuarela espectacular.

Paisajes ajenos a ti y a mí,
simples espectadores del mundo,
-no somos nada- dije,
y tú lo sentías igual.

Aún así seguiste explorando
como si tuvieras el poder de navegar,
traías colores en las manos
y un sentimiento singular.

Las nostalgias ajenas se viven diferente,
pero sentados al filo del universo,
como si siendo nada lo viéramos todo,
pude sentir tu nostalgia personal.

No notaste que tomé tu mano,
que pinté mis dedos con la isla que traías,
/ y pude ver en tus ojos las ganas del mundo, /
y por primera vez nos entendí juntos.

De tu pasatiempo de hace media hora,
de mi búsqueda por el color cian,
de tus ganas de crear sueños,
del caos y después la paz.