Esta vida tan plácida me extingue...

De pequeña quería ser un ser ruidoso y decorativo...

martes, 27 de agosto de 2013

Tú en mi café

Llevo largo rato ya pensando en ti
mientras el sol se cuela por las persianas
y me pica los ojos,
   
                          me hace evocarte.

Te me amontonas entre tanto papelerío

que no sé de qué es,
te me escapas de los labios,
en ayunas cuando ando medio desnuda

               y suena la alarma de quién sabe qué hora.


Qué vicio es estar junto a ti

y luego irme para extrañarte por la ciudad
y regresar medio empapada a tus brazos
    -mi único hogar-

Qué vicio el de escribirte con caligrafía imperfecta,

y te cales entre palabras y te asomes por debajo de Z,
en las cosas defectivas,
en mi cama destendida,

Qué vicio el de buscarte en el chai

y pedir chocolate caliente, dulce como el que te gusta,
con pana para mí,
con galletas de canela para ti,

y seguirte encontrando.


tú siempre lejos de mí,
en la fuente de Prometeo,
en las explicaciones del universo,
en el té de medio día,

            y siempre, a sorbos, tú en mi café.


sábado, 17 de agosto de 2013

Cotidiano

Recuerdo cuando me hablaste de tu perro
por el que tanto habías llorado.

Recuerdo el incidente de la llamada
que olvidaste y que sigues recordando.

Recuerdo tu “todo sin mayonesa”,
la playera café de la gran gira.

Y cuando me medía la ropa y te preguntaba cómo me veía

-Tú eres fresca canelita. 

Cosas así, sin sentido,
tu cartera, el acordeón,
hasta tu primer helado de fresa con mi agua de melón.

No me las cuento seguido
para no desgastarlas,
para no hacer ruido.

Pero a veces se me escapan de las manos,
saco la libreta y escribo.

Hago sumas
          (incluso en el autobús).

¿Cuántos? ¿Cuántos recuerdos contigo?

viernes, 16 de agosto de 2013

(Igual) Te quiero


Te escribo desde tu tierra y
no desde la mía como
suelo hacer.

Estoy sentanda en un lugar donde
sé que no me encontrarás.
Me gusta pensarte corriendo por
la tarde aquí
entre los árboles
o tirado a medio pasto.

Hoy estoy más cerca que siempre
y sabemos (ambos) que más
lejos que nunca.

Es tonto ya pensar en este tiempo
que no es tuyo ni mío,
que esperé y ahora desprecio.

Aquí los pájaros cantan distinto,
te encuentro en los zapatos
del de a lado
y en las risas de los de la izquierda.

Voy aprendiendo a ser zurda
desde que te llevaste mi otra
mitad.

Es mentira aquello que dicen
sobre el corazón.

Yo no me siento triste,
más bien te siento triste a ti,
en el aire,
en esta, tu ciudad
y la mitad se me paraliza.

Aún con todo eso, los dedos me
queman por decirte que te quiero.

Distinto a como te quiero en
nuestra ciudad o en mi ciudad.

Pero al final te sigo queriendo,
aquí, desde este tu lugar.

sábado, 10 de agosto de 2013

Primer beso

Él creyó que había dado el primer beso,
    no sabía que
   llevaba toda la tarde besándolo con la
                                                         mirada.

(Mínimo II)