Esta vida tan plácida me extingue...

De pequeña quería ser un ser ruidoso y decorativo...

domingo, 18 de septiembre de 2016

Viernes II

(Semanario III)

Es verdad que lloré abrazada a ti
en la escena más ridícula 
que mi vida pudo tener,
se trataba de intentar decidir:

apostar al amor o valientemente huir,
en un fingido intento
cuando desde el sábado 
tomaste la decisión.

Por eso arrastré mi tristeza
de estación en estación,
no nos vimos partir

ni escuché tu adiós,
pero en definitiva, 
ese viernes me marcó.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Memorias

(Fragmento II)

Sin pensarlo demasiado tomé tu mano como un acto de rebeldía y en silencio me dejé llevar por ti. Cuánto me hubiera gustado conocerte de otro modo, entonces te habría mirado con ternura y tú simplemente te habrías ido a buscar el amor en los brazos de esa chica de la que alguna vez me contaste, la historia se hubiera resumido a cruzar nuestras miradas. En cambio ambos decidimos cruzarnos las vidas, o quizá fue el destino, qué sé yo, ese hilo rojo que nos une por vidas.
No hubo amor más serio, lo admito, ni más ordenado, ni más amor. La paz de aquellos días me resulta inigualable, se acompaña de tu manera de caminar, de tu forma de poner atención, de tus brazos con los que rodeabas al mundo, de esas piernas largas con firme dirección, de tus ojos cerrados haciendo oración.