Esta vida tan plácida me extingue...

De pequeña quería ser un ser ruidoso y decorativo...

lunes, 5 de diciembre de 2016

Algo

(El preámbulo es innecesario) 

Mi cabello despeinado, mis fingidos sollozos, las formas arabescas, mis manos en tu espalda, mis dedos en tu cabello, mis gritos, las palabras antisonantes, los brincos en los charcos, mis tristezas, mis alegrías… Mis tristezas… Mis silencios, mis sorpresas, a Sabina conmigo (contigo), abril, mayo, junio… Mis cuentos, mis fríos, mis borracheras, las llamadas, las visitas a media noche, el “te quiero” en un susurro, sin palabras, el “te quiero” con miradas. Mis libros, mis sueños, mis letras: A, B, C, D, E… Mi nombre, mi cabello trenzado, mis risas, mi forma de llamarte, mi parpadeo, mi respirar, mi mordida en tu hombro, mi ser insoportable, mis escotes, las cartas, mis molestias, mis desvelos, mis insomnios, mis pasos, mis reclamos, mis ojos escuchándote, mi mano corriendo a tu lado, las peleas por pisar hojas secas, el viaje a mi lado, tu nombre en mi voz, el te extraño, mis incoherencias repentinas, mi olor a vainilla, mi obsesión por tu barba, el “te quiero” gritando, mi respiración, mis pies helados, las invitaciones formales, el ven un ratito, mi cabello mojado, mi silueta, tu tiempo de espera, mi silueta entre la multitud en tu espera y a tu espera, mi presencia a tu lado, mi presencia en tu cuarto, mi voz, mis ganas de discutirte, mi andar, mis bolsas, mis traumas, mis frustraciones, mi trova, mi forma de dormir, de buscarte, de huir, mi cintura, mi olor natural, el primer paseo, mi abrazo en el metro, el lugar de siempre… Mi risa malvada, las fotos, cuando me pongo cursi, cuando digo mucho para no decir nada, el tengo sueño para decir te quiero, mi coqueteo, mi sólo abrazo… ¿Extrañarás algo?

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Aniversario III

Te dije amor muy pronto,
amor,
qué fue de nosotros
cuando a veces me lloras,

a qué te sabe el olvido ahora
que decidiste cerrar ese ciclo
a sabiendas de amarme,
porque aunque lo callas
me lo grita el destino...

¿Para qué me pediste?
Me gritaste amor,
también amor
aquella y todas las noches
incluso ahora que te sueño,

y recuerdo, efímeramente,
que el te amo
se escapaba de la boca sin pensarlo
porque no cabía en el corazón.

¿Me odiarás un poco
como lo habíamos prometido?
o ya nada en la oficina me lleva a tu mente,
y también me evaporo
como el beso que no dimos.

Si tú supieras que pese a mí
te llevo conmigo
que cumplo mi promesa:
te odio poquito,
que aquella tarde quise darme vuelta

-decirte acepto,
huyamos a la playa
lo dejo todo,
me voy contigo-

Pero callamos por miedo,
y sólo tomaste mi mano,
en los cinco minutos
que duro el último recorrido
y luego nos fuimos.

Desde allí supe que no habría más
cuando no corriste tras de mí
como en los cuentos de hadas,
cuando me descubrí sin tu mano
en el camino.

Dijiste amor, muy pronto, amor,
y ambos sabíamos
cualquier sueño
estuvo desahuciado desde un principio.

Si tú escucharas cómo suena mi voz
en los brazos de un nuevo cariño,
te hubieras ido antes
así estos amores
hubieran sido más sencillos.

Malgrado a mí lo acepto,
no habrá nadie que me dé su amor
tan seriamente
como tú aquella tarde
cuando me propusiste la eternidad

cuando los jueves -aunque tristes-
los destinabas a trabajar
en la construcción
de nuestro destino.

Ya no queda más,
ni siquiera los libros,
pero las memorias del corazón
nos obligan de vez en cuando
a recordar el aniversario de lo vivido.

Dijimos amor muy pronto,
amor,
y muy pronto
nos perdimos.

viernes, 21 de octubre de 2016

Nostalgia VI

Te vi 
sin que tú me vieras, 
entonces me di cuenta 
ante todo pronóstico 
que también mi instinto te encuentra. 
Sigues rodeado de soledad 
con esas pestañas largas y aburridas 
y lecciones que no terminan. 
Y es que la gente se vuelve 
nada mientras te rodea, 
como si bastara tu mirada 
para aprobar o rechazar, 
como si siguieras siendo 
dueño del mundo, 
y esta tu ciudad se debiera a ti 
y se pensara distinta a tu paso, 
al honor que tienen sus cimientos 
por hacer para ti un altar 
y cualquier palabra se hiciera oración, 
y aún así nada cambiara 
y siguieras rodeado de nostalgia, 
el lunes, el martes, el jueves, conmigo y sin mí. 
Te vi 
sin que tú me vieras, 
con las manos repletas de desvelos, 
el semblante distraído, 
el cansancio acumulado, 
(cómo preguntas si tenemos algo en común). 
Te vi 
y como si fuera un ciclo perpetuo, 
qué más da si nos queremos, 
me disculpo, te disculpo, 
cumpliendo mis promesas, 
para siempre
te sigo escribiendo.

lunes, 10 de octubre de 2016

Tú más


Es cierto que he dicho de ti que no me gusta
la hora en que empieza tu: mañana temprano,
pero te confieso que hay en tus labios
una buena fórmula para solucionarlo.

Te quiero, es claro,
aunque los poemas que te escribo
no están enmarcados
y es que debería ser más original,

empezar con una plegaria,
un canto, o un estribillo
que anuncie que me estoy enamorando.
Quizás algo que te describa:

Sus manos, sus dientes, sus huesos,

y cosas que no puedo explicar…
es tu cabello como una catedral.
Diré algo claro y sincero,
y que nunca había notado,

mi mano está moldeada a la tuya
y tienes esos dedos
que cuando apuntan arriba
se vuelven parte del cielo.

Y sé que no soy buena escribiendo
historias de amor,
pero contigo, fulano,
al fin lo voy logrando.

Te escribiré cinco poemas,
y cinco más
y cinco para el final,
entonces sabrás que es verdad:
tú me encantas más.

Por eso te llamo cariño,
a mi vera,
y te escribo,
aunque ya todo este dicho…

Es cierto que no me gusta de ti,
pero a veces miento, todo me gusta,
seré breve y sincera:
Desde siempre: te quiero.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Viernes II

(Semanario III)

Es verdad que lloré abrazada a ti
en la escena más ridícula 
que mi vida pudo tener,
se trataba de intentar decidir:

apostar al amor o valientemente huir,
en un fingido intento
cuando desde el sábado 
tomaste la decisión.

Por eso arrastré mi tristeza
de estación en estación,
no nos vimos partir

ni escuché tu adiós,
pero en definitiva, 
ese viernes me marcó.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Memorias

(Fragmento II)

Sin pensarlo demasiado tomé tu mano como un acto de rebeldía y en silencio me dejé llevar por ti. Cuánto me hubiera gustado conocerte de otro modo, entonces te habría mirado con ternura y tú simplemente te habrías ido a buscar el amor en los brazos de esa chica de la que alguna vez me contaste, la historia se hubiera resumido a cruzar nuestras miradas. En cambio ambos decidimos cruzarnos las vidas, o quizá fue el destino, qué sé yo, ese hilo rojo que nos une por vidas.
No hubo amor más serio, lo admito, ni más ordenado, ni más amor. La paz de aquellos días me resulta inigualable, se acompaña de tu manera de caminar, de tu forma de poner atención, de tus brazos con los que rodeabas al mundo, de esas piernas largas con firme dirección, de tus ojos cerrados haciendo oración.

miércoles, 29 de junio de 2016

Versos para un viaje de un mes

A manera de instrucciones

Sonríe al despedirte,
que lo que te espera es mejor de lo que fue,
nuevos sabores, frutos rojos en tu paladar,
habitaciones llenas,
¿qué más?
Y si tienes miedo o estás ansioso
junta piedras en el camino.
Cuenta nubes, estrellas,
pasos, todo el recorrido,
sobre todo deja lo cotidiano atrás.
Busca una calle que me quieras regalar,
un café, una palabra, los acentos,
¿qué nuevas historias me has de contar?
Y olvídame también,
sé tú como nadie te conoce,
siéntate a mitad de la plaza,
no duermas.
Sonríe, mira el amanecer,
siéntete feliz de estar allí,
que los pasos que das nadie más los dará,
que a estas alturas nadie te alcanzará,
que los viajes sanan almas
y también la soledad,
y la soledad que espera es nueva,
distinta a tu soledad.
Toma tu mochila,
piérdete en el camino,
disfruta si hace frío,
y cuando vuelvas, aunque distinto,
compárteme lo aprendido.

jueves, 9 de junio de 2016

A forma de despedida

Hasta aquí te había traído conmigo,
te había arrastrado en un hacer y deshacer de mi vida,
entre las tazas de café que ya no bebo
y la simplicidad de mi caminar solitario,

el pan tostado, el olor a tierra mojada,
la sal del mar entre mis pechos,
mis insomnios y el corazón agitado,
en cada paso y cada decisión,

como si se tratara de un brazo mío
una rodilla, una pierna que debe acompañarme,
como si estuvieras en dosis de rayos de sol,
o claros de luna.

Hasta aquí te había arrastrado,
casi sin darme cuenta,
me reduje un tanto a ti,
un tanto al nosotros que ya no somos

¿Lo fuimos?

Me quedas a deber un poco,
tan sólo las horas de anoche sin dormir,
y yo te debo a ti, lo que te debo,
lo que te pago con poemas que ya no te voy a escribir.

Por mi parte no me siento triste,
y la nostalgia forma parte de mí,
búscame en las cosas simples de cada día,
en las blusas con bordados
en el té de manzanilla y el olor a vainilla.

No tengo mucho más que decir,
hasta aquí te traje conmigo,
hasta aquí
porque así ya no quiero seguir.


miércoles, 6 de abril de 2016

Te escribiré un poema

Te escribiré un poema
o al menos lo intentaré,
uno de pocos versos
para que no te aburras
si lo quieres leer.

pretenderé que reúna
todo lo que te quiero decir,
cosas simples,
el color del día,
el olor de la mandarina…

Lo largo del camino
que recorro para llegar a ti,
y en letras negritas pondré
lo que hace unas horas te quise decir:
“hay días en los que más te extraño”


y esperaré que lo sientas
como un susurro que toca tus cabellos,
o un suspiro que te traiga un recuerdo,
sublime, sin ser exagerados,
una brisa pequeña antes de dormir.

Te escribiré un poema
que hable de mis sentimientos
cuando me quedo colgada
de tu mirada naranja
que en mis manos puedo sentir,

un poema para hacerte sonreír,
para que cada letra te llegue
como una adecuación de mis besos,
y escondidos haya varios
te quiero.

Te escribiré un poema corto,
que viva de sueños,
una simple anotación mental
de la que nadie más pueda saber,
eso o al menos lo intentaré.



jueves, 31 de marzo de 2016

Agradecimientos

A Luciano

I
Levanto una gerbera al aire
y con tu color favorito dibujo la tarde,
y mis manos, la gerbera y la tarde
las coloco en una acuarela
con las que Mariana hace arte.

Si me fuera posible,
te vería a la vuelta de las escaleras
donde siempre te encontré y
distraídamente –a veces–
he vuelto a buscarte.

Te daría la pintura de Mariana,
una noche de jugar scrabble,
un poco de mi vida verde /(como sueles llamarle)/
y un libro donde plasmo mis cambios
desde que tú llegaste.

Pero ya sabes cómo soy,
me he negado a todo
un poco por capricho y también
porque hay cosas en mi cabeza
que no sé cómo explicarte/me.

Ahora te escribo con rimas,
tontamente,
porque sé que es poco, pero
qué más puedo hacer
de por sí la vida es insoportable.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Domingo

(Semanario III)


Deberían prohibirse las misas
y los teléfonos sin descolgar.
Deberían quemarse las
cabinas con tu voz.
Debería regresar las
llamadas perdidas.

sábado, 5 de marzo de 2016

Aunque el hubiera no existe

Si hubiera sabido que así serían las cosas, me habría quedado aquél último viernes para siempre. Habríamos entonces recorrido el camino juntos mientras nuestros pasos se acoplaban los unos a los otros y las yemas de nuestros dedos se juntaban a mitad del gentío. Se habrían cumplido los proyectos, los planes, los sueños.

Tú y tus ansiadas ganas de vivir juntos, de no esperar a febrero, de juntar para mañana, de incluirme en tu eternidad, y yo tan insensata. Si hubiera sabido que el fin estaba tan próximo, al menos me hubiera quedado otro sábado para leerte los libros que no has leído, dejarte recaditos en el desayuno y tomarte fotos cuando estás así, como distraído. Habríamos encontrado juntos las respuestas, porque sólo tú sabes que miro a la izquierda cuando estoy nerviosa o me paralizo cuando inesperadamente un beso recibo. Habríamos encontrado las respuestas juntos y haríamos cosas por demás comunes, vernos detenidamente en las mañanas, comer sobre la cama, o cenar del mismo plato, como un todo compartido.

Si hubiera sabido que hoy lucharíamos por guardar silencio, seguramente te hubiera guardado desde ese día que pasaste frente a mí con corbata roja. Yo misma lo hubiera dicho, para qué esperar hasta febrero, me habría quedado contigo desde antes del invierno, habría dicho sí, ahorita mismo, y así seguir con el baile a mitad de la sala y los juegos de niñitos. Lo habría asumido. Nos habríamos evitado tanta pena y no te escucharía hoy decir, qué felices hubiéramos sido. Si hubiera sabido que así serían las cosas, habría dicho sí y la paz nunca se habría ido.

jueves, 14 de enero de 2016

Cielo azul de domingo


He sentido tu mano al encuentro con la mía entre la multitud
como un breve destello, la muerte de una estrella mientras nace otra; 
me he visto en tus ojos como un cielo azul 
en una versión sublime que nunca antes contemplé; 

He esperado en silencio, sin tener siquiera una pizca de certeza 
desde aquél viernes que te encontré; 
he mirado por encima de tu hombro un universo 
que se crea a través de tus sueños y que juega entre tus cabellos. 

Me he sentado a tu lado a no hacer nada, 
a respirar para respirarte, 
a callar para escucharte, 
a curarte y curarme. 

He reinventado los días, mientras más jueves se hacen valientes, 
y contemplo que los cielos son diferentes; 
que besarte puede ser como sentir el mar entre mis pies 
o los rayos tocando los dedos de mis manos. 

Todo nace apenas, 
las huellas, las sonrisas, los regalos, los viajes, las cocinas; 
todo es nuevo desde que tu alma esta conmigo, 
como un cielo azul de domingo.

martes, 5 de enero de 2016

Del Libro II

Tercera Parte
(Fragmento)
XII.MMXIII

¿Qué fue de nosotros? Mentí, sigo pensando en esos días, cuando ibas a visitarme al departamento seis del edificio I. Tú entrabas, te instalabas, me gritabas desde la habitación que ya fuera a dormir. Yo te amaba más que nunca. Me gustaba cuando te parabas frente a la ventana a las dos de la mañana, Luna entraba poquito a la habitación, te hacia ver más guapo, o simplemente guapo. Yo te observaba en silencio. Siempre has tenido ese aire de demonio intentando ser hombre.
Tú y mi nostalgia van bien, mientras te preparo el café, que no tengo idea de cómo prepararte, agrego dos cucharadas de ésta para que al día siguiente, cuando yo no esté contigo, llegue a hablarte de mí. Lo mezclo, lo mezclo todo. Quisiera ponerte la guarda oclusal para parar un poco tu bruxismo, preparar mate contigo, beberlo mientras escuchamos a Bob Dylan o simplemente las noticias.