(El preámbulo es innecesario)
Mi cabello despeinado, mis fingidos sollozos, las formas
arabescas, mis manos en tu espalda, mis dedos en tu cabello, mis gritos, las
palabras antisonantes, los brincos en los charcos, mis tristezas, mis alegrías…
Mis tristezas… Mis silencios, mis sorpresas, a Sabina conmigo (contigo), abril,
mayo, junio… Mis cuentos, mis fríos, mis borracheras, las llamadas, las visitas
a media noche, el “te quiero” en un susurro, sin palabras, el “te quiero” con
miradas. Mis libros, mis sueños, mis letras: A, B, C, D, E… Mi nombre, mi
cabello trenzado, mis risas, mi forma de llamarte, mi parpadeo, mi respirar, mi
mordida en tu hombro, mi ser insoportable, mis escotes, las cartas, mis
molestias, mis desvelos, mis insomnios, mis pasos, mis reclamos, mis ojos
escuchándote, mi mano corriendo a tu lado, las peleas por pisar hojas secas, el
viaje a mi lado, tu nombre en mi voz, el te extraño, mis incoherencias
repentinas, mi olor a vainilla, mi obsesión por tu barba, el “te quiero”
gritando, mi respiración, mis pies helados, las invitaciones formales, el ven
un ratito, mi cabello mojado, mi silueta, tu tiempo de espera, mi silueta entre
la multitud en tu espera y a tu espera, mi presencia a tu lado, mi presencia en
tu cuarto, mi voz, mis ganas de discutirte, mi andar, mis bolsas, mis traumas,
mis frustraciones, mi trova, mi forma de dormir, de buscarte, de huir, mi
cintura, mi olor natural, el primer paseo, mi abrazo en el metro, el lugar de
siempre… Mi risa malvada, las fotos, cuando me pongo cursi, cuando digo mucho
para no decir nada, el tengo sueño para decir te quiero, mi coqueteo, mi sólo
abrazo… ¿Extrañarás algo?
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