Esta vida tan plácida me extingue...

De pequeña quería ser un ser ruidoso y decorativo...

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Lluvia de madrugada

Hay una tarde en mi memoria que jamás quiero olvidar. Una de lluvia a tu lado, que a veces quisiera cambiar.

Esta noche hacen fiesta mil gotas que bajan.
¿Mil gotas? Yo las conté por mi ventana.
Bailan al compás de su propio ritmo,
Despacito, apresuradas, brincoteando.

Me invitan a su ceremonia,
Me hacen participe hasta de su canto
Me arrullan entre sus brazos,
las mil gotas que siguen bailando…

Parece que tienen ganas de derrumbar el cielo,
Y  yo no tengo miedo, solo encanto.
Han creado una laguna a mí alrededor…
Lleno mi laguna mental mientras las estoy observando.

Siguen enfiestadas, las escucho reír.
Hacen de la noche su aliada y de la luna su testigo.
Bajan por mi cuerpo sin pedir permiso.
Lluvia de madrugada, quédate conmigo.

martes, 27 de diciembre de 2011

Lo único que sé. (Escribir)


Son mis dedos los que se mueven y me hacen escribir….
Escribo…escribo con una fuerza que me mueve…intento que sea la razón pero comúnmente es el corazón.
Sigo escribiendo…veo mis dedos que siguen moviéndose…crean formas, dicen cosas, comentan sueños…cuentan secretos en formas distintas….me hacen recordar, me hacen olvidar, me hacen escribir….
Quiero detenerme…y luego quiero que no exista fin…quiero seguir hasta morir,
Quiero escribir algo para todos, algo para nadie, algo solo para mi, solo algo…quiero morir, entregarme siempre a esta sensación, quiero que nunca me falte la inspiración. Comerme las letras que sigo poniendo, que perfecciono en un papel, en una espalda, en cualquier lugar…
Ya no hay coherencia y no me importa porque no quiero que haya.
No sé cuándo empecé, si es el fin…no sé cuándo terminé…si es que terminé. No sé si voy o vengo, si imagino, si creo o solo recuerdo, no sé cómo seguir, solo sé escribir.

domingo, 18 de diciembre de 2011

A usted: mi despedida

En forma de carta, como debe ser.

A usted: mi despedida


Oiga usted jovencito, vengo a hablar con usted.
Déjeme contarle que recientemente he hecho un viaje, un poco lejos de usted, muy cerca de mí.

Fui a conocer esa parte llamada alma y en mi viaje sentí que cambié.
Tuve que hacer un análisis muy minucioso y ahí lo encontré a usted.

Lleva mucho tiempo en mi vida, desgastándome el espíritu y la fe, y lo admito jovencito, que al inicio de todo este desparpajo me parecía que todo iba bien. Nunca tuve ningún problema en proclamar mi amor hacia usted, hemos pasado juntos muchos días, tardes, noches y  madrugadas.
Hemos repetido palabras, y mire qué hermoso, que nos hemos comido el alma.

Yo no niego jovencito que usted ha venido a cambiar mi vida, me ha deglutido y libado.
Y entre tantos inventos que hicimos juntos, y entre tantos besos y abrazos, y entre tantas comidas y tazas vacías, al fin lo entendí.
Verá usted jovencito, yo sé que en su boca y sus miradas me perdí. Perdí mis actos, mis palabras y con tantos desvaríos hasta el alma le di. Pero ahora que viaje, conocí mi espíritu y de paso lo reconstruí.

Y hoy vengo a agradecerle tanto y a decirle de frente lo que tengo atorado desde que volví.
La fecha de caducidad nos ha llegado, y es necesario el adiós. No un adiós triste y desolado, con lágrimas y desesperanza. No jovencito, simplemente un adiós.
Ya sé que no habrá palabras y que usted acepta mi decisión. Búsqueme años después en su memoria que allí siempre me quedaré, y búsqueme cuando me sienta perdida, cuando aprenda a valorar un alma herida.

Y para terminar con la despedida, a usted jovencito de cabello rimbombante, le pido una disculpa por en este mismo instante sacarle de mi vida.

Atentamente.
Canelita.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La vida que soñé o el sueño que viví

¿Quién me asegura que todo es real? que incluso tú lo eres...
tal vez sólo seas parte de mi gran imaginación y te sueño por la necesidad de un amor.

He vivido un sueño
o quizá soñé una vida.

                       Me encontré con unos ojos
                       en una extraña oscuridad
                       a la que me había acostumbrado.

                                        Me encontré con formas sin forma
                                         que me tomaron por sorpresa.

                                                                                                     Se volvieron manos y abrió una boca.
                                                                                                    Emanó sonidos, se volvió una voz.
                                       
Me llevo de la cintura a un lugar que no conocía.
Le salieron piernas y alumbro todo mí alrededor
Caminamos hacia el mar.
Caminamos por la ciudad.
                               
   Me hizo sonreír y me arranco dos suspiros
                        Se volvió beso, se volvió olor.
            Se volvió abrazo, de pronto me soltó.
                                                             Ya no era beso, ya no había voz.
                                                            Se volvió espiral...me encontré con un aire
                                                            que un día tal vez compartí.                                     
                                                            Lo inhale con fuerza y lo intente retener.

                                                                                        Pero como todo aire de mis pulmones salió,
                                                                                       abrió una ventana y con una dulce brisa,
                                                                                       de cierta forma dijo adiós.
Busque las formas, busque los ojos,
busque las piernas, busque su olor.
                                     
                 Lo encontré detrás de un espejo,
                 sonriendo, siendo feliz.
                Lo encontré en forma de amor.

Un amor que me negó.

                                                                                Lo vi en desacuerdo con lo que era mi intensión.
                                                                                Puso una nariz sobre la mía 
                                                                               y muy despacio me hablo.

Tarde en entenderlo y caí en una rara sensación.
No era oscuridad conocida, era frío, cierzo sin cesar.
Me abrigue con los recuerdos,
y entendí que no era el final.
 
En mis sueños y mis formas no había adiós.
Hay historias que no inician por el miedo a terminar.
Me quedo con beso, me quedo con tu olor,
teniendo por seguro que está vida nadie más la soñó.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Rozando el amor.


Después del viaje largo, las cenas con peleas, los desvelos a tu lado, las caricias silenciosas, las mañanas frías, la despedida obligada, los besos que quito de tu boca y los años de creerlo, pensarlo y suponerlo, lo sigo creyendo, pensando y suponiendo.


Me gusta encontrarme en tus ojos
inesperadamente, tranquilamente.
Cuando las palabras se nos acaban
y los silencios necesarios inician.

Cuando, sin darnos cuenta,
ya estamos agarrados de la mano
o dormimos abrazados.

Y luego vienen las pláticas largas
con risas y llantos, y escenarios dramáticos.
Y luego vienen los recorridos fríos,
calurosos, lluviosos, nublados.

Y nos comemos el mundo a pasos agigantados.
Y recorremos la noche con bocados irresponsables.

Me gusta cuando soñamos juntos,
a veces dormidos, a veces despiertos,
a veces sin sueño y sin miedo.

Cuando de vez en cuando
cambiamos de cuerpo.
Cuando con tus besos, sin darte cuenta,
me regalas de a poco tu alma.

Y luego viene la comida con pastel,
la cena con velas,
los abrazos con suspiros,
y mi traicionero corazón delator.

Y siento tus tristezas que arrastras por todo el piso,
y calmas mis miedos que guardo bajo el colchón.

Me gusta cuando recorro tu mundo desnuda,
porque no tengo pena que me veas tal cual soy.
Cuando de la misma forma, te despojas de todo
y andas rodando por toda la habitación.

Y luego vienen los sentimientos que sobran,
las cursilerías que callo y ahogo en la laringe.
Y luego vienen tus besos despacio
y la mentira de que no sientes celos de mí.

Y finjo que entiendo todo, te abrazo y me voy.
Y sueño con cambiar tus sentimientos, y guardar
                                                  tus modos y tu voz.

Me gusta cuando entre todo lo que hacemos
pienso que cada día nos acercamos más al amor.
Cuando distraídamente arranco “te quieros”
de tus labios, tus manos, ¿tu corazón?

Y luego vienen las esperanzas falsas,
la creencia de que pronto (algún día) pasará.
Y luego viene la mañana siguiente,
el desayuno con leche y sin cereal.

Y nos despedimos entre besos y abrazos con calor,
Y seguimos con esta amistad, rozando casi el amor.


jueves, 24 de noviembre de 2011

Cuestionamiento

Lo único que busco y quiero son respuestas sin rodeos. ¿Cuánto tiempo te piensas quedar?

¿Qué ven tus ojos tan negros
más allá de esta habitación tan vacía?
¿Qué sueñas los días que en mi piensas?

¿Cómo te tengo que esperar?
¿Preparo mi vida, o preparo sólo té?
O mejor, preparamos nuestra vida en un café.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Jueves


 Un día, cuando era muy niña, desperté y decidí que mi día favorito de la semana era el Jueves, me gustan los lunes, los martes, los miércoles, viernes, sábados y domingos, pero ninguno tanto como los jueves.

Siento jueves cobarde, jueves trágico, jueves valiente, jueves de sed.
Uno a la semana, cuatro cada mes.

Jueves de llanto, jueves de despedidas,
de consuelo, jueves con café.

Jueves en la noche, noche de insomnio,
jueves soñadores de lluvia con pastel.

Jueves diferente, 248 horas, jueves otra vez.
Jueves de risas, jueves de cenas,
jueves de manzanas, jueves con estrés.

Jueves contigo, jueves sin ti.
Miércoles-jueves de espera,
jueves-viernes distintos,
jueves de fotos al atardecer.

Jueves despeinados, jueves que saben a lunes,
jueves que olvido, jueves sin luna ni luz,
jueves que alumbra un sol al amanecer.

Jueves en octubre, octubre en noviembre,
jueves en los que no sé perder.
Jueves en los niños, niños con estrellas,
estrellas en mis manos los jueves al anochecer.

Jueves 24 horas, jueves valiente, jueves cobarde.
Jueves en los que la miopía no deja ver.
Jueves de vómito cerebral, por aquello de que hablo sin pensar.

Jueves en que nos abrazamos y no nos dejamos escapar.
Jueves en la calle, jueves en la habitación, jueves de universidad.

Jueves en Texcoco, jueves en Tlaxcala,
Tlaxcala de mi vida, jueves en el Distrito Federal.

Jueves en el que suspiro y jueves en el que no puedo respirar.
Jueves que se gasta mi alma, mis letras, mis ganas.
248 horas, otro jueves para soñar.

sábado, 12 de noviembre de 2011

De demonios y otros miedos

Esta vez, no tengo más qué escribir...

Pero qué careta tan hermosa
  cubre tu rostro y tu alma de fuego.
        y tus delicados y ligeros movimientos
que no concuerdan con tus pensamientos.
Esta noche has venido tan seguro
a internarte en mi oscuridad que deja
                                                        de ser
                                                                   personal.
Vienes acompañado de palabras sueltas
y unos cuantos miedos míos que veo,
                                                       huelo y
                                                                   escucho.

Esos miedos que se hacen presentes,
emergen y ebullen como lava en un volcán,
como si al igual que tú pudieran observarme
y vinieran sorpresivamente a recordarme
                                                                     que
                                                                           están
                                                                                     aquí.


Y regresa esta paralizante sensación en mi piel,
con los impertinentes escalofríos que no calman
ni infusión caliente, ni meterme bajo las cobijas,
ni intentar prender la luz tan egoísta.
Y me siento una musa tuya, como un sueño.
          ¿O seré óleo y acuarela que puedes usar?
y plasmas conmigo esa imagen, recordando
el Grito de Munch, pertenezco al expresionismo.
           O seré una Venus de Milo que ha notado
no tener brazos y me aterro como un niño.
Y finges quererme para calmar mis miedos,
esos que vienen contigo, tú tan bendito
                                                               y maldito.

Pero de vez en cuando olvidas esas poses,
te quitas la máscara y tus carcajadas
me encuentran en tus brazos, y regresan
el fracaso y los sueños que se han vuelto
                                                                  pesadillas.

Te descubres tal cual eres en esta ausencia de luz tan egoísta.
             Regresan mis temores como torbellino frente tu rostro de fuego.
                      Me estrujan el alma, el pensamiento y el sentido.
Otra vez los escalofríos.

¿Qué es esta sombra que respira
               profundamente por mi cuello?
          Pero qué careta tan hermosa
y tus delicados y ligeros movimientos.

Vienes cubierto por el manto de la noche,
repleto de oscuridad; lo pienso, lo imagino:
                                        De demonios como tú y otros miedos
                                está lleno el infierno.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Las mal vibradas...

-Después de la comida vamos por un postre- me dijo Brenda. Así que como a las 6 de la tarde entramos a ese restaurante de colores tan sobrios y pinturas cafés en las paredes y pedimos nuestro postre.

Muy bien acompañadas de una tempura de vainilla y un té de jazmín (en mi caso) continuamos la conversación que salta de un tema a otro sin darnos cuenta.

-Qué escena tan tremendamente hermosa- le comenté a ella  -mientras llueve y se oscurece a estas horas de la tarde estamos escuchando música perfectamente relajante y comemos esta cosa llena de chocolate, hasta suena nostálgico y deprimente, pero bonito.
 Entre la lluvia, las cucharadas, los tragos y los dientes un poco destemplados (aunque fue una excelente combinación), llegamos a la plática que ya habíamos tenido con anterioridad, pero esta ocasión profundizamos más, esa en donde hablamos de las vibras, positivas y negativas.

El punto es que hace unas cuantas semanas estaba en un estado depresivo-negativo y entre tanto estar juntas terminé por contagiárselo, o quizás ella me lo contagió a mí, y dedujimos que el departamento tenía esa sensación de pesadez que sentías cada vez que llegabas a él, o alucinamos con eso, pero entre el alucín y la realidad hay algo que tenemos específicamente claro, el mundo se mueve por ciertas energías, cada uno de nosotros tenemos una dosis de positivas y negativas, y nunca faltan las vampirezas energéticas que seguro te tiran mala vibra.
Y dejo muy claro que no hablo de trabajos de magia y todo eso, me refiero a la capacidad que tenemos cada uno de hacer con nuestras palabras, pensamientos e incluso actos que alguien en específico se llene de energías malas.

-¿Quién me puede a mi desear mal?- me preguntó con una dosis exagerada de certeza que terminé por creerle- pero a ti… sí, seguro tú eres la que necesita una limpia.
Entre tantas cuentas, sumas y restas, llegamos a la conclusión de que, teniendo ella razón, al menos dos personas me llenaban de sus malas vibras, y lo admito, yo soy responsable de ese sentimiento, pero que quede entonces claro que si a mí me arrojan sus malas energías es seguro que a ella también, otra vez, por lo mismo de que siempre estamos juntas. Claro, nadie dice: Esa tipa me cae mal, sin implicar a Brenda, ella siempre tiene que aparecer en esos comentarios, así pues las malas vibras son para las dos.

-Esa tipa me cae mal, y su amiga….ah!-seguro así suena.

En fin, si agregamos todos esos comentarios que me llegan en forma de vibraciones desde algún lugar del mundo, por personas que incluso no me conocen, y sus amigos y amigas, ahora entiendo porqué el departamento se siente tan pesado, y porqué últimamente nos salen las cosas que pareciera que estamos saladas, incluyendo que el otro día nos cerraron el bar al que teníamos pensado entrar, explotaron los focos de nuestra segunda opción e incluso los pambazos que cenamos dejaban mucho que desear, sin mencionar que el 18 viene Simple Plan (evento al que Brenda quiere asistir) y Nacho Vegas (al que obvio yo quiero ir), pero tenemos ya ocupada esa fecha sin forma de cambiar nuestros planes de todo el fin de semana.

Aaaaah, necesitamos urgentemente una limpia, con huevos y toda la cosa, pero una bien dada, para ver si así corremos con mejor suerte.


Terminamos llegando al departamento un poco mojadas, entramos y por alguna extraña razón sentí que nada de lo anterior tenía lógica, al fin estábamos en la casa que tratábamos día a día de volver hogar, que limpiamos y decoramos con locura, que incluso tiene una pared de pensamientos frecuentes hecha por las dos, mi departamento de paredes blancas que me hace sentir segura y que guarda todas nuestras barrabasadas. No, el depa no tiene malas vibras, ni se siente pesado el ambiente, y no necesitamos ninguna limpia, aunque nunca esta por demás, pero cómo nos reímos con la plática de las mal vibradas llenas de negatividad, o sea, ella y yo.