Esta vida tan plácida me extingue...

De pequeña quería ser un ser ruidoso y decorativo...

jueves, 1 de noviembre de 2018

XXVIII

Te guardaré en mi memoria como si existiera
un poema XXIV (a fin de detener el tiempo)
en donde aquél primer abrazo
escondía lo efímero muy lejos del hastío de hoy.

A esta edad uno ya no está para enigmas
y has decidido atrapar tus miedos
en tinta negra del lado izquierdo,
donde también están parte de mis sueños.

Ante todo sé
que te sigue sobrando seguridad
como si de una particularidad
fielmente tuya se tratara

Y sigues abarcando el mundo en tus brazos
sin entender que no se trata solo de los cumpleaños,
25, 27, la calidez de tus piernas,
las palabras exactas para mis ruinas.

Tanta alma no te cabe en el cuerpo
y los días no te marchitan, te hacen eterno,
porque has aprendido a ser la
rosa náutica que te acompaña

y aunque no haya poema veinticuatro
sigues guardando en secreto la ruta rumbo al sol,
la vida perfecta, los intentos con ganas,
el bosque de un solo árbol.

Porque aunque estos versos sobren
y no sea más ayer, ni octubre ni XXIV
y la hostilidad hable de más,
eres luz, tienes el tiempo exacto.

viernes, 28 de septiembre de 2018

De tu ausencia

A Luciano 

A decir verdad
no me permití lo suficiente,
amarte tanto y no llorarte
como se llora a los muertos.
Me reiné por el silencio
y sonreí a mitades,
(ya sabes, lo sigo haciendo,)
y poco hablé de ti.

Y aunque es claro
que sigue pasando el tiempo
como secreto me dejo habitar
en las mañanas por tu ausencia
y te encuentro
en los juegos de niños,
ya sin pensarlo,
eres dueño de esa parte de mí.

Cómo explicarte que
fingí la valentía y después
no encontré otro camino
para abrir los ojos estando sin ti.
Me han preguntado si te amo,
como burla por nuestros nuevos días,
en donde no cabemos
ni yo en tu mano, ni tú en mi vida…

Y aún así no puedo dejar de pensar
que quisiera regalarte la vida juntos
aunque fuera en un libro,
y escribirte lo que nunca te pude decir,
no preguntarle sólo a los amigos
ni dejarme acompañar por tu ausencia
que aunque es tibia y ligera,
no se parece a ti.

Es que sobras en lo extraordinario,
los paisajes extranjeros
que plasmé y nunca te leí,
y tristemente,
incluso estando feliz,
no hay diciembre que no reclame
que vengas para contarte
qué ha sido de todo lo que viví.

¿Cómo reparar el pasado
cuando todo se ha arruinado?
y me faltas en los dedos
desde aquel viernes
cuando dejé de escribir,
y no hago más usar el anillo
y pensar tus promesas
como si fueran parte de mí.

Ahora sólo me queda
ser sincera, al menos internarlo,
no llorar porque no sé cómo hacerlo,
esperar los octubres
y sentarme a escuchar
a otros mencionarte
dejarme acompañar por
tu ausencia aunque ella no huele a ti.

miércoles, 6 de junio de 2018

Miedo

A Eduardo
Y tuyas son las mejores horas que viví.

En la escazes del tiempo
que se asoma cuando no te tengo
descubro el miedo que
me causa tu ausencia.

Vengo a decirte que te amo,
incluso cuando no lo hago,
desde la inconsciencia de la vida
y el sueño de los sueños:

Para mí ya eres poesía

Tus manos, tus abrazos,
el cielo de tus labios
del que se derivan, entre otras cosas,
mis deseos más variados.

Después de escribir estos versos
¿Cómo no tener miedo
cuando todo se vuelve incierto,
lejano? y yo te amo.

Habríamos de saber que los libros
y las tazas de té con lavanda,
entre la impaciencia se guardan.
Se guardan.

Habríamos de volver a los días
de noviembre,
entre las sábanas y las lágrimas,
mis lágrimas.

Habríamos de amarnos menos o más,
pero no en este grado,
donde la piel se incendia
y nada queda claro.

Es injusto que aún no estemos juntos
en el futuro, y qué miedo sería
que nos quedáramos sólo en este poema
como parte del pasado.

lunes, 23 de abril de 2018

De las cartas personales

A Eduardo.

Te amo. Dice mi corazón. Te amo. Y tú notas la diferencia de cuando habla mi boca y de cuando habla ese, justo ese, mi corazón, hoy jueves que me pongo de escritora, esa, de mis máscaras favoritas, y extrañamente, la única que no puedo elegir a contentillo mío. Pero hoy te amo, te lo dice mi corazón, y te lo escribe la escritora, porque han convergido y se han sentado a amarte como si te escribieran desde París. 

La verdad es que tengo miedo, del desahucio, de terminar por ser devorada, de las pláticas de terapia, de un día simplemente morir. La vida se pone extremadamente rara a los 27 años ¿por qué no me lo advertiste? Te lo dije, mis 27 serían cosa seria, trip, trip, trip. Hoy te escribe como nunca antes la escritora, y te ama. Y ella nunca antes te amó. Ven, quédate, no te vayas, son siempre largas y últimamente, frías las nostalgias. Ven por que hay mucha soledad, ven por que hoy jueves valiente y nadie debería morir en jueves, y mi muerte está agendada para un martes que se quiso camuflar con un jueves barato, ven, ¿qué otro día podría morir?

jueves, 8 de febrero de 2018

Del Libro II

Cuarta Parte
(Fragmento)
XII.MMXIII

¿Me quieres? me pregunto mientras compro el jengibre para el chai, mientras preparo la comida o fumo los puros de vainilla, o bebo cerveza de frambuesa o como contigo chocolate amargo que se derrite lentamente en mi boca. No me quieres, me respondo triste, querer es otra cosa, no es caminar por Madero o entrar al Café Tacuba o estar en Bellas Artes a altas horas de la noche. Querer es… Me quedo callada porque no lo sé.

Luego te acomodas entre mis brazos, me escuchas, te dejas larga la barba, me invitas a cenar, aceptas mi café, caminas conmigo bajo la lluvia, entonces me quieres. Me quieres despacio, cuando callo, cuando me ausento, cuando te hablo sin decir palabras, cuando sin esperar recibes mi llamada, cuando me dices: te necesito.