He sentido tu mano al encuentro con la mía entre la multitud
como un breve destello, la muerte de una estrella mientras nace otra;
me he visto en tus ojos como un cielo azul
en una versión sublime que nunca antes contemplé;
He esperado en silencio, sin tener siquiera una pizca de certeza
desde aquél viernes que te encontré;
he mirado por encima de tu hombro un universo
que se crea a través de tus sueños y que juega entre tus cabellos.
Me he sentado a tu lado a no hacer nada,
a respirar para respirarte,
a callar para escucharte,
a curarte y curarme.
He reinventado los días, mientras más jueves se hacen valientes,
y contemplo que los cielos son diferentes;
que besarte puede ser como sentir el mar entre mis pies
o los rayos tocando los dedos de mis manos.
Todo nace apenas,
las huellas, las sonrisas, los regalos, los viajes, las cocinas;
todo es nuevo desde que tu alma esta conmigo,
como un cielo azul de domingo.