Hasta aquí te había traído conmigo,
te había arrastrado en un hacer y deshacer de mi vida,
entre las tazas de café que ya no bebo
y la simplicidad de mi caminar solitario,
el pan tostado, el olor a tierra mojada,
la sal del mar entre mis pechos,
mis insomnios y el corazón agitado,
en cada paso y cada decisión,
como si se tratara de un brazo mío
una rodilla, una pierna que debe acompañarme,
como si estuvieras en dosis de rayos de sol,
o claros de luna.
Hasta aquí te había arrastrado,
casi sin darme cuenta,
me reduje un tanto a ti,
un tanto al nosotros que ya no somos
¿Lo fuimos?
Me quedas a deber un poco,
tan sólo las horas de anoche sin dormir,
y yo te debo a ti, lo que te debo,
lo que te pago con poemas que ya no te voy a escribir.
Por mi parte no me siento triste,
y la nostalgia forma parte de mí,
búscame en las cosas simples de cada día,
en las blusas con bordados
en el té de manzanilla y el olor a vainilla.
No tengo mucho más que decir,
hasta aquí te traje conmigo,
hasta aquí
porque así ya no quiero seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario