Sobre Luciano
seguida de un silencio simple
como jugada maestra,
en un tablero donde la guerra que gestamos
inconscientemente
no cesa, ni acaba, sólo cansa.
Yo bloqueo tu falta de palabras
con una libertad condicionada
que me tomo como bocanada,
vacío mío, no toques mi soledad,
y aparentemente,
es la única regla que logras respetar.
Me respondes robándome un beso
y yo, no admito el robo:
te lo regalo mientras te acaricio,
me sometes con tu peso
y te respondo con poesía.
Nos miramos agotados
y como tregua,
te invito a mi universo
donde tu abrazo se hace
sitio de descanso…
Volvemos al juego:
Me entrego al abismo de tu cuerpo
y me recibes cual si fuera virgen
repartiéndote paz.
Te ausentas,
me fastidio,
huyes,
callo,
mi casi última jugada:
te arrojo mis reclamos,
que se imponen ante
tu nula capacidad
de hacerlo o quererlo:
Hablar
Vuelvo a mi universo
que se siente sitio sin descanso,
y tú a tus silencios
que te piden a gritos mi paz.
Lanzas los dados sin supuesta suerte:
Tiras una mirada
y volvemos a empezar.