Te escribo desde tu
tierra y
no desde
la mía como
suelo hacer.
Estoy sentanda en un
lugar donde
sé que no me
encontrarás.
Me gusta pensarte
corriendo por
la tarde aquí
entre los árboles
o tirado a medio pasto.
Hoy estoy más cerca
que siempre
y sabemos (ambos) que
más
lejos que nunca.
Es tonto ya pensar en
este tiempo
que no es tuyo ni mío,
que esperé y
ahora desprecio.
Aquí los pájaros
cantan distinto,
te encuentro en los
zapatos
del de a lado
y en las risas de los
de la izquierda.
Voy aprendiendo a ser
zurda
desde que te
llevaste mi otra
mitad.
Es mentira aquello que
dicen
sobre el corazón.
Yo no me siento triste,
más bien te siento
triste a ti,
en el aire,
en esta, tu ciudad
y la mitad se me
paraliza.
Aún con todo eso, los
dedos me
queman por decirte
que te quiero.
Distinto a como te
quiero en
nuestra ciudad o en mi
ciudad.
Pero al final te sigo
queriendo,
aquí, desde este tu
lugar.
2 comentarios:
Es así de contradictorio a veces el amor, lejos estando cerca y cercanos en la distancia. El sentimiento no sabe de distancias...
Un placer leerte
El amor no conoce ni de distancias ni de nada, ni siquiera de él mismo.
Un gusto que me leas.
Un abrazo.
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